Puertas Invisibles: arquitectura nítida y moderna

Las puertas son un elemento imprescindible de la construcción que nos permite tener privacidad con respecto al exterior y también dentro de la propia casa. Hoy en día, los proyectos de arquitectura que optan por la esencialidad prefieren puertas que pesen poco visualmente, sin por ello renunciar a su función.

 

Por otra parte, existen espacios donde la ubicación de una puerta resulta un problema, como cuando se trata de reformas dentro de edificios antiguos en los que una puerta nueva puede dañar el conjunto; de espacios diáfanos con paredes lisas que no admiten estéticamente la excesiva visibilidad de las puertas; de espacios con demasiadas puertas, o de ambientes donde queremos que una puerta concreta pase lo más desapercibida posible. Las puertas “invisibles” permiten flexibilizar el espacio, conectando o aislando estancias a voluntad a la vez que sacan el máximo provecho a los metros disponibles.

 

Y gracias al uso del cristal, aún estando cerradas dejan que la luz natural no encuentre obstáculos en su camino hacia el interior de las casas. Las puertas se esconden dentro de los tabiques, se pliegan, se escamotean, pivotan, prescinden de jambas y manijas, se cierran magnéticamente y reducen su perfil a la mínima expresión, cuando no se enrasan con la pared. Todo tipo de guías y herrajes de nueva generación les añaden funcionalidad y las hacen más ligeras. Conscientes de esta necesidad de reducir las puertas al mínimo o de hacerlas lo más transparentes posibles, fabricantes ofrecen soluciones en las que la tecnología y el diseño van en esa dirección, ofreciendo eficiencia y estética sin sacrificar espacio. Un buen ejemplo son los paneles correderos, un atractivo sistema de paredes de cristal que permiten que la luz se filtre con facilidad en el interior de los ambientes y posibilita una activa subdivisión de los espacios domésticos y de trabajo, con un buen resultado estético.

 

Su estructura es de aluminio anodizado, en versión natural, negra o chapada en madera, y con cristales que pueden ser simples templados o dobles laminados. Es un diseño de Giuseppe Bavuso, y se puede instalar con guías de una, dos o tres vías a pared, a techo o embutidas. También Bavuso ha ideado el sistema Graphis Plus para esta firma italiana, con paneles realizados siempre a medida, formados por un perfil estructural de aluminio de espesor reducido, caracterizado por el travesaño horizontal y el tirador integrado, y por un doble cristal templado disponible en la exclusiva gama de los 30 colores lacados Ecolorsystem de Rimadesio. Otras propuestas diseñadas a medida por el propio arquitecto que realiza el proyecto van más allá del uso del cristal y proponen tabiques deslizantes que transforman totalmente los interiores dependiendo de si están abiertos o cerrados.

 

La firma Krona ha desarrollado el sistema Ego, una corredera que recorre la filosofía minimalista del modelo abatible: sin jambas ni tapajuntas, el acabado de la pared se hace directamente en la caja del armazón con un resultado libre de los acabados tradicionales de las puertas. Los perfiles de sección tubular y el doble punto de fijación en la caja del armazón garantizan una gran solidez estructural. Además, este sistema lleva incorporado de serie el cierre suave ABS, exclusivo de esta firma, que también ayuda a alargar la vida de la puerta. Por su parte, la firma española Maydisa propone el sistema RasoParete, puertas prácticamente invisibles que quedan perfectamente enrasadas con la pared, sea esta de placa de yeso laminado o enfoscada, y que admite el mismo tratamiento decorativo que demos a esta. No tiene necesidad de jambas alrededor y las bisagras vienen ocultas tanto si la puerta se abre hacia fuera, tirando, o hacia el interior, empujando. Una idea, fácil de llevar a cabo, es pintar la puerta del mismo color que la pared, y si prescinde de marco consigue que se camufle y se haga invisible, creando una superficie continua.

 

En las fachadas, las puertas correderas de cristal son imprescindibles si se desea crear una comunicación fluida entre el interior y el exterior y apropiarse del paisaje. En los interiores diáfanos, donde los usos cotidianos comparten un mismo espacio, las puertas correderas de cristal o los tabiques móviles son el mejor aliado para aislar la cocina y evitar humos y olores durante la cocción de alimentos sin que tengamos que confinar este espacio separado del resto de la casa. Flexibilidad es la palabra clave en la distribución contemporánea, y nada mejor para lograrla que optar por puertas que pueden “desaparecer” cuando lo necesitamos.

 

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